La policía presentó en días pasados a seis personas involucradas en secuestro de Ramos
CARACAS -- La Fiscalía General acusó formalmente a ocho personas sospechosas de participar en noviembre en el secuestro del catcher de los Nacionales de Washington, Wilson Ramos.
El pelotero venezolano de 24 años, quien jugó en 2011 su primera temporada completa en el béisbol de las Grandes Ligas, fue secuestrado a punta de pistola afuera de la casa de su familia en la barriada de Santa Inés, a las afueras de Valencia, capital del estado de Carabobo, el 9 de noviembre pasado. Comandos policiales lo rescataron dos días después en un escondite en las montañas de ese estado central.
En un comunicado difundido el jueves, la Fiscalía indicó que fueron acusados seis hombres de participar directamente en el crimen y una pareja que les habría provisto comida. La mayoría de ellos fueron detenidos durante la operación policial de rescate.
Se identificó a los sospechosos como Lesbia Quezada (59 años), Francisco Finamor (20), Yhosnar Cuiyan (21), Anyulin Tarazona (22), Arturo Yépez (32) y Alexander Bolaños (26), además de Arístides Sánchez (74) y Alexander Sánchez (26), quienes son padre e hijo.
El Ministerio Público también confirmó la detención el pasado 13 de diciembre de una mujer, identificada como Nelsybeth Martínez, quien de acuerdo con las "diversas experticias y pruebas técnicas" realizadas habría participado en el secuestro.
Martínez fue arrestada en su residencia, también ubicada en Santa Inés, un barrio de clase obrera, por solicitud de la Fiscalía. Está acusada de los delitos de secuestro agravado, aprovechamiento de vehículos provenientes del robo, asociación para delinquir y extorsión agravada, agregó el escrito, sin dar otros detalles.
Tras su temporada de novato con los Nacionales, Ramos estaba en Venezuela jugando con su equipo local de invierno, los Tigres de Aragua. Cuando lo secuestraron, estaba con su padre y dos hermanos afuera de su casa, en un barrio de clase trabajadora.
El pelotero dijo tras ser liberado que sus secuestradores habían planeado el crimen en detalle con ayuda de un informante que conocía sus actividades habituales.
El secuestro fue el primero que se conozca de un jugador de las Grandes Ligas en Venezuela, donde este tipo de delitos aumentó en la última década, aunque ya habían sido plagiados varios familiares de peloteros de las mayores.
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