El estelar pitcher Pedro Martínez alzó su voz para reclamar mayor respeto, en el trato que Major League Baseball (MLB) dispensa a los jóvenes dominicanos con posibilidades de firmar como peloteros profesionales y a sus familiares. Martínez pidió al gobierno, en presencia del presidente Leonel Fernández, que regule la manera en que entidades del béisbol organizado intervienen en los asuntos particulares y familiares de esos noveles talentos. Pedro dijo sentirse indignado por las acciones de los representantes de MLB, a quienes acusó de ir a los hogares de los prospectos y de forma irrespetuosa, a abordar a sus padres. El destacado lanzador habló el pasado viernes, durante su participación en un panel sobre el tema de la contratación de los peloteros para el béisbol de las Grandes Ligas, celebrado en el centro cultural del Club Mauricio Báez, con motivo de la proyección del documental “Buscón”, del director nicaragu¨ense Anthony Alcalde, que se presentó dentro del festival de cine auspiciado por FUNGLODE.
Tiene razónEn mi opinión, Pedro Martínez tiene razón, pues es cierto que a la mayoría de los candidatos a ser fichados por las organizaciones de las Grandes Ligas, al igual que a sus progenitores o tutores, los investigadores de MLB les dan un trato vejatorio, como si fueran delincuentes.
De alguna manera eso hay que detenerlo, variando los actuales métodos de investigación, por procedimientos más dignos.
Ahora bien, ese cambio de actitud por parte de MLB, debe ir acompañado de una completa depuración del llamado régimen de reclutamiento “firmas del 2 de julio”, el cual se convirtió en los últimos años, en un sistema de corrupción de complicidad colectiva.
Complicidad entre empleados de organismos gubernamentales y muchos de los llamados buscones o encargados de programas de preparación de jugadores. Para nadie es secreto, cómo proliferaron los fraudes cometidos mediante la alteración de actas de nacimiento cambios de identidades e ingesta de sustancias prohibidas, para lograr que los prospectos fueran contratados, tras cumplir los 16 años de edad.
DescréditoEl país llegó a una situación de descrédito tal, que en los Estados Unidos filmaron una película, llamada “The Benchwarmers”, en la que presentan a un jugador dominicano, que para integrar un equipo de pequeñas ligas de béisbol, falsifica burdamente un documento de identidad. Esa fue una forma de mostrarnos como unos tramposos.
Pérdidas millonariasLas víctimas de los engaños que se producen en el reclutamiento de los peloteros, han sido las diferentes franquicias de las Ligas Mayores, que pierden muchos millones de dólares producto de esas trampas.
Por lo tanto, las organizaciones lo que hacen es defender sus inversiones, aunque ciertamente hay que reconocer, que están actuando en el país como chivos sin ley y violando los derechos de estos jóvenes atletas y sus padres.
Estos abusos ocurren, porque la mayoría de estas personas proceden de las clases más humildes y aceptan todas las imposiciones de MLB, porque no les queda más remedio, ya que protestar podría significar, perder la oportunidad de lograr el bono que los sacaría de la pobreza.
Tomar medidasPor eso, las medidas que tomen las autoridades gubernamentales para corregir los entuertos de los agentes de MLB, tienen necesariamente que ir acompañadas de la erradicación de los fraudes antes señalados. Estoy seguro que si se puede garantizar que los manejadores de esos muchachos aspirantes a peloteros profesionales, no tuvieran posibilidades de hacer trampas con la edad o identidad de su pupilo, y se creara una entidad que garantice exámenes antidoping confiables, nadie tendría la necesidad de inmiscuirse de forma desconsiderada y grosera en la vida de esos jóvenes y sus familias. Si los funcionarios competentes trabajan en ese sentido, veremos como todos estos problemas se solucionan o se reducen a su más mínima expresión.
Regular programas Otro asunto preocupante, es la gran cantidad de personas que se está dedicando a establecer programas de preparación de jugadores de béisbol, con el propósito de que sean firmados para el profesionalismo. Ese es el negocio de moda en el país y cualquiera busca un terreno, contrata a dos ó tres entrenadores y reúne un grupo de muchachos, a los que convence para que dejen los estudios y se dediquen única y exclusivamente a practicar. Un bajísimo porcentaje de esos jóvenes consigue ser firmado, pero los demás, que son casi todos, fracasan en su intento de lograr el fichaje.