ARLINGTON, Texas -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": la jornada histórica no podía haber terminado mejor para unos Vigilantes que, en el día en que jugaron su primer partido de Serie Mundial en casa, consiguieron también su primera victoria en los Clásicos de Otoño.
La fiesta comenzó desde muy tempranas horas de la mañana, cuando el público se dio cita en las inmediaciones del Rangers Ballpark para el tradicional "Tailgate", que se estila mucho más en el futbol americano, pero la ocasión lo ameritaba ahora para el Beisbol por tratarse de una cita tan importante.
Casi 12 horas después, los aficionados seguían en los estacionamientos aledaños al inmueble, con sus fuegos prendidos y calentando las salchichas y los asados para la cena. No era para menos: habían esperado tanto por ésta fecha desde que el equipo llegó a las Grandes Ligas, que había que celebrarla.
El público se olvidó por completo de lo mal que lució su equipo en el segundo de la serie en San Francisco, se dedicó a festejar y a apoyar con todo y, al final, los jugadores los recompensaron con una victoria sufrida, cerrada, al filo de la butaca, pero victoria que vale oro al fin y al cabo.
Porque los Vigilantes tratarán de convertirse en apenas el equipo número doce en la historia de las Series Mundiales en remontar una desventaja de dos juegos para llevarse el campeonato, pero ningún conjunto que haya comenzado perdiendo los primeros tres ha venido de atrás, y de ahí la importancia de éste encuentro, que resultaba crucial para las aspiraciones de los tejanos.
Sin hacer tanto ruido ni llamar la atención como Cliff Lee o como C. J. Wilson, Colby Lewis volvió a responder para mantener su condición de invicto durante la postemporada. El primer derecho en subir a la loma por Texas en lo que va de la serie llevó el juego hasta la octava entrada y con dos outs, lo cual hizo mucho más tranquila la vida a Ron Washington, que solo necesitó de Darren O´Day como relevo intermedio para hacer el "puente" hasta Neftalí Féliz.
El dominicano cerrador de los Rancheros finalmente tuvo su primera oportunidad en la Serie Mundial y respondió con un relevo perfecto e impresionante, en el que retiró en orden a sus tres enemigos, dos de ellos por la vía de los strikes.
Por supuesto no faltó la controversia cuando en el octavo rollo y con la carrera del empate al bat con Buster Posey, Washington decidió traer a O´Day y no a Féliz, pero para fortuna del dirigente, O´Day respondió y le evitó bastantes más críticas por parte de la prensa.
Jugando ya en casa, los bates oportunos de los Rangers despertaron a grado tal, que el marcador fue cerrado gracias en gran medida a las tres dobles matanzas que ejecutó la defensiva de San Francisco, ya que de no haber sido por eso, hubiésemos podido tener una paliza más en éste Clásico de Otoño.
Obligadamente Bruce Bochy tendrá que hacer cambios en su alineación, pues hay una situación que ya es preocupante. Sus dos cañoneros importantes, Pat Burrell y Buster Posey, están metidos en un tremendo slump, en el cual, el primero de ellos no ha conseguido todavía un solo imparable en lo que va de la serie, tragándose ocho ponches, cuatro en éste tercer juego; mientras Posey tiene apenas tres hits en trece turnos al bat.
Con Cody Ross demostrando que sigue encendido al conectar su quinto cuadrangular de la postemporada, se antoja como una buena medida el que Bochy pudiera incorporarlo a esa parte medular del line up entre Burrell y Posey.
El otro movimiento será indudablemente en la posición de bateador designado, en donde Pablo Sandoval no respondió, yéndose sin hits en tres turnos con un ponche y un batazo para doble matanza. En otras circunstancias, la paciencia y la continuidad serían la mejor receta para manejar la situación de Kung Fu Panda, pero no cuando se habla de la Serie Mundial y con un equipo que ha tenido tantos problemas para batear a lo largo de toda la temporada.
Bochy podría utilizar a Burrell como designado e incorporar a Schierholtz a los jardines, o bien, como el mismo lo llegó a comentar en San Francisco, Aubrey Huff ocupando ese rol y dejándole la primera colchoneta a Travis Ishikawa.
Los ajustes tendrán que venir inmediatamente, porque es un hecho que luego de los fuegos artificiales de los dos primeros juegos en la bahía, la sombra de esa ofensiva que batalla mucho para fabricar carreras, se cierne otra vez sobre los Gigantes, que no quieren dejar escapar esta gran oportunidad para coronarse
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