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NUEVA YORK -- El boricua Bengie Molina conectó un jonrón que significó para Texas la ventaja en el partido y un paso importante en la serie de campeonato. Cody Ross pegó otro hit crucial por San Francisco, mientras que Kerry Wood hizo un gran relevo por los Yanquis.
En los cuatro clubes que se han metido a las series de campeonato es posible notar el mismo fenómeno. Los jugadores adquiridos a mediados y finales de la campaña regular están teniendo papeles protagónicos en el terreno, y los ejemplos de ello no son únicamente Cliff Lee y Roy Oswalt, los serpentineros estelares transferidos en canjes que ocuparon los titulares de la prensa en julio.
"Cuando uno hace sus planes en el entrenamiento de pretemporada tiende a pensar que cuenta con todo lo necesario y que no habrá muchos cambios", dijo el ex lanzador estelar de Atlanta, John Smoltz, quien es ahora comentarista en las transmisiones de los partidos por TBS. "Pero la historia demuestra que siempre habrá algo que uno puede hacer y ciertos movimientos que ayudarán al equipo a llegar al nivel siguiente".
Cada uno de los contendientes en la serie de campeonato hizo al menos una adición notable este verano, y muchos de esos jugadores han acaparado la atención en el otoño.
Además de adquirir a Lee, quien suele brillar en la postemporada y llegó procedente del sotanero Seattle, los Rangers se hicieron de los servicios de Molina, del mexicano Jorge Cantú y de Jeff Francoeur, entre el 1 de julio y el 31 de agosto. Texas se decidió por esas operaciones pese a las limitaciones económicas y a la ventaja cómoda que había tomado en la División Oeste de la Liga Americana.
"No esperamos que estos chicos vengan aquí y se echen el equipo encima de los hombros. Simplemente queremos que vengan, se adapten y muestren la calidad que tienen como peloteros", dijo esta semana el manager Ron Washington. "Lo hicieron perfectamente".
Cantú no ha bateado mucho, pero Fracoeur, con su potente brazo, suele ser titular en el jardín derecho contra lanzadores zurdos, y aporta una influencia positiva a la casa club, dijo Washington.
Molina, quien corre lento pero es sumamente constante, llenó el hueco que quedó en la receptoría cuando Texas envió a San Francisco a Chris Ray y a un pelotero de las menores. El puertorriqueño llegó con mucha experiencia en postemporada, la cual databa de sus días con los Angelinos, y tiene el mejor promedio del equipo, con .385, dos jonrones y siete impulsadas en los playoffs.
Su jonrón de tres carreras del martes, contra A.J. Burnett, dio a Texas la ventaja por 3-1 en la serie.
Después de caer el miércoles, los Rangers regresaron a casa, en busca de una victoria para llegar a la Serie Mundial por primera vez en el medio siglo de historia de la franquicia.
"Estoy muy agradecido por el hecho de que la organización se haya tomado el tiempo de obtener a un chico como él, porque nos ha reforzado, principalmente con su experiencia", señaló Washington. "El ha estado ahí y ha hecho las cosas".
Al deshacerse de Molina, los Gigantes abrieron espacio detrás del plato para el impresionante novato Buster Posey. Y aunque las adquisiciones del boricua Javier López y del dominicano Ramón Ramírez reforzaron el cuerpo de relevistas, ha sido el bate de Ross el que se ha ganado los corazones en San Francisco.
Contratado el 22 de agosto tras ser dado de baja por Florida, Ross tuvo un promedio de .433 cuando había hombres en las bases, con cuatro vuelacercas y siete producidas durante ocho encuentros de los playoffs. Ha representado un refuerzo necesario en un orden al bate débil, llevando a los Gigantes a un paso de conquistar el gallardete de la Nacional.
No está nada mal para un chico que creció en Nuevo México, soñando con ser un payaso de rodeo.
"Simplemente ha sido una experiencia increíble para mí hasta ahora", dijo Ross. "Fue increíble que los Gigantes me trajeran acá, ha sido una gran experiencia".
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